El mercado de alimentos funcionales cierra el ejercicio 2011 con unas ventas de 2.900 millones de euros
En una sociedad donde, demográficamente hablando, la población apenas aumenta y donde el peso corporal y el culto al cuerpo se han estigmatizado en forma de preocupación generalizada, la cantidad de alimentos que se ingiere apenas ha variado: no hay un mayor consumo de alimentos, pero si un deseo de mejorar la calidad de los productos que se consumen.
Para hacerse un hueco en el mercado, es necesaria la diferenciación, ofreciendo productos con un valor añadido de salud, de funcionalidad, de bienestar y de calidad de vida según el último estudio de innovación lanzado por SymphonyIRI.
Pero aunque un alimento funcional es susceptible de mejorar la salud y de resultar beneficioso para el organismo, no cura o previene por sí mismo de dolencias o enfermedades. Incluso, al encontrarnos ante tan amplia gama de alimentos enriquecidos con estos nutrientes, puede derivar en un problema de exceso si se superan los niveles de consumo que fabricantes y expertos recomiendan.
En algunas ocasiones, y en algunas categorías más que en otras, el término funcional también se aplica a algunos productos light enfocados al mantenimiento de la línea, aunque no responda a la definición de funcional, en función del posicionamiento que el fabricante haya desarrollado sobre su marca.
El mercado de alimentos funcionales se ha mantenido estable durante los últimos 2 años, alcanzando unas ventas en el año móvil que cierra en octubre de 2011 de 2.900 millones de euros con una cuota que supera ligeramente el 7% sobre el mercado de gran consumo, incrementando sus ventas en un 2% respecto al mismo periodo del pasado año.
La marca de distribuidor cada vez más va incrementando su presencia en este mercado, con una cuota que ya alcanza un 30% del mercado de alimentación funcional, manteniéndose estable respecto a 2010.
Aunque el concepto ha pasado de ser un producto más Premium, al inicio de esta tendencia, a productos más básicos y habituales en nuestra cesta, los cánones de belleza y la moda de una dieta sana y saludable y del cuidado de nuestro cuerpo, puede beneficiar el desarrollo de estos productos. Pero no podemos ni debemos olvidarnos del precio y de la importancia que éste ha cobrado en los últimos años.
La clave para lanzar nuevos productos o ampliar la oferta consiste en conocer las necesidades del consumidor y hacerle una propuesta de valor, tanto en el sentido de calidad como de precio, que no pueda rechazar. Es importante remarcar como en los lanzamientos en los últimos años, un posicionamiento en precio similar a la media de la categoría es uno de los factores clave para que una innovación sea exitosa, según el último estudio de innovación lanzado por SymphonyIRI.
Aunque la marca de distribuidor se encuentra cada vez más presente en los mercados y segmentos funcionales, aún no está totalmente desarrollada, manteniéndose lejos del líder, aunque ocupando en el ranking la segunda o tercera posición, y reduciendo distancias paulatinamente.
Al contrario de lo que está ocurriendo cada vez en más mercados de gran consumo, donde existe un duelo casi privado entre la marca de fabricante líder y la marca de distribuidor, en el caso de la alimentación funcional entran en juego otras marcas secundarias que compiten en este terreno por responder a las necesidades del comprador, que a pesar de su preocupación por encontrar la mejor relación entre la calidad y el precio, demuestra que sigue preocupado por su salud.
El mercado de alimentación funcional se encuentra por tanto en un momento de calma, aunque con algunos segmentos en auge que le hacen mantenerse con buena salud. gondoladigital.com
Subdepartamento Información Comercial