Ecología azul: el reto de transformar lo «verde» en eficiente y barato
Cada europeo genera 179 kilos de residuos alimentarios al año. Con gran parte de estos desechos se puede producir biogás, detergentes, films e incluso accesorios del coche. Sin embargo, no se hace. Se malgastan los residuos, mientras se ensalza lo verde. Pero y ¿si no fuera todo lo verde tan sostenible?
Según datos hechos públicos el pasado jueves por la Comisión Europea, la generación anual de residuos alimentarios aciende a 89 millones de toneladas, 179 kilos por habitante. ¿Es sostenible este modelo productivo? No. Y de no hacer nada, estos residuos se incrementarán en un 40 por ciento para 2020. De ahí que la CE acabe de decidir dar un giro en las fechas de caducidad de los alimentos y optimizar los envases con el fin de reducir el despilfarro.
Pero la basura no tiene por qué ser vista sólo como un desperdicio, ya que muchos de estos residuos podrían convertirse en nuevos productos. En otras palabras, se malgastan los desechos que se generan, mientras se pone en boca de todos aquello de la economía verde: más productos, más sostenibles, pero más caros. El economista y pionero Gunter Pauli, autor del libro «Economía Azul», lleva años incidiendo en que otro modelo económico es posible. La ecología se escribe en azul, no en verde. Su lema: servirse del conocimiento acumulado durante millones de años por la naturaleza para alcanzar mayores niveles de eficacia, respetando el medio y creando riqueza. Es decir, valerse de la naturaleza y de los residuos para crear una nueva industria viable y menos costosa que la verde.
Soluciones hay
Según la CE, aplicar la legislación sobre residuos supondría un ahorro de 72.000 millones de euros al año, aumentaría el volumen de negocios de la gestión de residuos y del reciclado en 42.000 millones, creando más de 400.000 empleos de aquí a 2020. Pero eso es sólo un paso. Desconocemos todo lo que se puede hacer con los residuos. El ejemplo del café de Pauli da prueba de ello. El 0,2 por ciento del café es grano. El resto se tira, cuando de él se pueden crear hongos comestibles y con los residuos alimentar a los animales. Es decir, cerrar el círculo.
Pero hay muchos otros. Los polímeros derivados del petróleo ven cómo ganan terreno los bioplásticos, fabricados con fécula de patata, de maíz…, pero que «son cuatro veces veces más caros que los de petróleo», explica María del Carmen Villarán, gerente de Bioprocesos de Tecnalia.
Esta empresa está inmersa en un proyecto para producir bioplásticos de origen biotecnológico de residuos de frutas y verduras al mismo precio que los de petróleo. Además, con estos residuos crearán complementos alimenticios y componentes para detergentes. Y residuos hay de sobra. «Cada año se producen en Europa casi 192 millones de toneladas de desechos de frutas y verduras», añade. También se podrían producir detergentes, abono y etanol de los residuos del vino, como han descubierto recientemente expertos de las universidades de Vigo y Santiago de Compostela. Algo clave en España, ya que el país genera hasta 50 millones de hectolitros de vino al año.
Otro ejemplo son los biocombustibles. Al hacerlos a partir de maíz o de soja, compiten en el mercado de los alimentos. En cambio, los de segunda generación, los que se producirán de los desechos de la cosecha, sí que serán realmente sustentables.
Los ejemplos no acaban ahí. De los huesos de aceituna se puede hacer biomasa, almohadas… Incluso se pueden producir piezas del coche con cáscaras de plátano. Su piel como la de la piña es idónea para sustituir los polímeros por bioplásticos y también para depurar los metales del agua.
Lo mismo sucede con la energía renovable. Verde es, pero sería azul, y por tanto, más eficiente y competitiva, si cuando la mayoría de estas tecnologías funciona en corriente continua no tuvieran que convertirse en alterna para después pasar a continua en las casas. Opciones para hacerlo mejor hay. Y como dice Gunter Pauli: mejor y más barato con la economía azul que con la verde. Urge el cambio. larazon.es
Subdepartamento Información Comercial