Uno de los temas que más se han visto afectados con la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19, es el funcionamiento de la cadena de suministro mundial. China representa el 12,8% de las exportaciones y el 13,2% de las importaciones del comercio del planeta, por lo que, al disminuir su producción, el mundo entero sufrió una suerte de desabastecimiento, generando lo que genera innegables implicancias para la dinámica del comercio mundial.
Según la Asociación International de Puertos (IAPH) y World Port Sustainability Program (WPSP), en un monitoreo que realizó a los principales puertos del mundo, más del 40% de los puertos experimentan una baja moderada en las recaladas (entre un 5% y un 25%) y en algunos puertos hay disminuciones significativas (más de un 25% de descenso).
Según la Organización Mundial de Comercio, es probable que la caída del comercio sea más pronunciada en los sectores con cadenas de valor más complejas, poniendo en riesgo hasta un tercio del comercio mundial de mercancías durante 2020, provocado entre otras cosas, por las restricciones logísticas.
A través del monitoreo que realizan en forma permanente nuestras Oficinas Comerciales en el mundo, hemos podido detectar que los puertos siguen funcionando con relativa normalidad aunque con una menor capacidad y con merma en los tiempos. Para Estados Unidos se prevé que la actividad portuaria caerá un 15,1% para el primer semestre, mientras que en China, los puertos ya están operando con completa normalidad. Para el caso de Hong Kong, las cifras apuntan a un descenso de un 11%, y en Taiwán a un 7%.
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